jueves, 8 de agosto de 2013

Con la luna en el techo

Hay una diversidad escrita
hay una luna en el techo
que es inalcanzable
muéstrame tus hierbas
mi soledad ahuyenta
devuélveme mi ser;
cayendo a través de tus cabellos
se dificulta ver; pero
¿qué le pide un pájaro
a la velocidad eficaz de la nube?
El anillo está en tu mano
mi corazón también
las voces son rechazadas por mi oído
lo único que anhelan es la tuya
tan solar, tan lumínica, tan única,
tan tuya, tan mía, tan nuestra,
quiero llorar
quiero hincarme a tus faldas
y escarbar en tus raíces
poseerte allí en mi cama
como antes, como cuando era tuyo
(que lo sigo siendo
aunque no me tengas).
media sonrisa forzada
tapizado por el suelo de concreto.
Bajos insultos que me brotan
cáeme, mátame,
hagamos, traigamos
démosle al mundo más niños.

Una pareja sencilla
y tan fuerte como el más duro roble
como el amor de una madre
como un pezón encendido
a media luz y entre mis manos
llevemos a cabo
el proceso de desnudarnos
de unirnos, en comunión
de amarnos
te sigo amando
¡te seguiré amando!
no puedo dejarte

Pienso tanto y hago tan poco
hablo tanto y no te acaricio
quiero liberar el grito
de la última vez que hicimos el amor
y que callé
amor
no tengo necesidad de esto
si quieres

¡lárgate!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De lo inacabado