Desde
arriba
donde
no piso las lágrimas
puedo
pintar la tranquilidad
que
provocan los recuerdos
puedo
sombrear
con
un leve crujido de mis dedos
el
sonido de la voz pasada
de
las hojas que cayeron
de
la sonrisa de aire
de
aquel fantasma de miedo
puedo
ponerle un buen color a esa mujer
que
se perdió entre los abismos del te quiero
que
inmaculó la inmensidad
y
dio buen uso,
vida y muerte,
a
lo que se antoja eterno...
Pienso
en el alba y la noche
y
cuantos andan en medio;
también
los que coleccionan
sombras
de todo color
en
aquellos los que buscan
un
lugar donde guardar
toda
su luz y sus ríos
todas
sus piedras
su paz
Yo
por mi parte navego
cruzo
lo que hay que cruzar
rasgos
de mí son los vientos
voces
de mí todo el mar
voy
a poner un ramo
de
mujeres en la esquina;
y
en medio
la
que mejor huela
ah,
a
éstas voy a pintarlas
con
colores de recuerdos
para
enseñar que aún están vivas
para
anunciar como canción
toda mi vida.
Los
recuerdos son anuncios.
Los
recuerdos son la base
y
el fondo de esta pintura
gritando.
Voy
a colocar la nube gris
de
mi tristeza
la
llamarada de mi juventud
los
caminos
y mis manos
pero
¿y mi alma cómo?
Voy
a barnizar todo mi cuadro
de
esperanza
nada
más para cubrirlo
(para
que si muere
por
lo menos sea a lo último).
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