Hoy tus ojos no tienen el brillo
de niña
ni tu cuerpo huele a mí
ni tus sueños dieron cuenta
de que yo los sostenía
mientras viajaban para hacerse
realidad.
Hoy estás lejana paloma
y aunque te estoy empinando
desde el suelo de mi nostalgia
no te das cuenta
que allá en la altura
un leve roce a viento no deseado
puede empezar una caída oscura
y dolorosa…
Pero todavía no pienso distraerme.
Pienso traerte a casa y guarecerte
de la lluvia de preguntas sin respuesta
de los ventarrones helados de la
soledad
de los pájaros negros dueños del engaño
y de los juegos azarosos arreglados
en los que siempre llevarás las de
perder.
Hoy estás lejana paloma.
Yo me siento tranquilo y te disfruto
a veces fuerte, a veces débil.
Puedes seguir volando
que cuando desees regresar
seguramente te estaré esperando.
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