La madre del abismo me conoce
como mis huesos lentamente
y muerde mi lengua para dar
sabor a su aire.
La madre del abismo me conoce
y guarda mis carnes en el hielo
para conservarme
va acabando uno por uno con mis dedos
derechos e izquierdos
sangro que sangro
silencio incrustado en la
madera de mi ser.
La madre del abismo me conoce
y arrebata de mi cabeza los
pensamientos
que son sanos como los ojos del recién
nacido;
gusta de arañarme las miradas
pisarme los oídos y coserme los labios
pero lo más triste de todo
es que en la medida de su avance
está acabando con mi corazón.
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