El
cielo estuvo negro.
Y
creo que fue la forma más sutil de mostrar
el
odio, la tristeza y el luto que lo invadían;
pero
no lloró.
Y
es que ya son demasiadas muertes, demasiados
ayeres
ensangrentados de recuerdos:
ayeres
que se robaron su sonrisa, su excelencia
como
buen lienzo para que dios pinte sus
amores...
y principalmente
ayeres
que tomaron a sus amigos
aquellos
los que son balanza.
pero
al final que más queda; sino enlutarse,
encogerse,
apretar
los puños
y
disponerse a recordar.
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