martes, 13 de agosto de 2013

Lejana cercana

I
Amor que me sale
como un soplido de viento
desde la boca
de un cielo inmenso.

…y sé que aún estoy
en algún rincón de tus pétalos
en alguna parte de tu olor y tu sonido.
yo (que pequeños besos de mar te di)
tengo fe en algún posible encuentro con tu paz
para matar la oscuridad
que pretende encadenarme

Voy a darte mi amor
como si fuera un árbol de manzana
antes que el tiempo nos derrote,
que la distancia nos separe
y el olvido nos convoque.

Créeme mujer de vidrio
porque es mi única voz la que te llama
porque es la luz de mis manos quien te invoca
para que la absorbas y la bebas
y para que sepas quien te adora.

Créeme y no tengas miedo
porque las flores viven del sol
aunque esté ardiendo
y porque la selva luce más que hermosa
aunque esté llena de plantas
y parecen la sofocan.

Yo paso bastante tiempo
escombrando mi interior
para decirte lo que siento
y lo que no.

No busco un sentimiento de nieve
puro pero congelado
sino más bien
quiero que sea de nube
            salpicando de tan vivo
            lloviendo de tan húmedo
para estallar en tus brazos
como rosa pariendo
¿el pretexto?
vaciar mi corazón en ti.

II
Me había pintado del mejor color
había recortado mis espinas
renovado mi sonrisa
había lavado todos los cuartos
de mi casa
(por si algún día venías)
planché mis impulsos fuertes
las sábanas del lecho cambié
rocié toda mi alma con un grato olor
me vestí de un buen mediodía
            bueno para tus sentidos
            y para tu corazón
bueno para rellenar a lo vacío
bueno,
            me sentía bastante bueno
            lo suficiente
limpié el césped de mis dos jardines
y me dispuse para amar:
            un poema
            el lazo de metal
la presa abierta
una tranquilidad sin artificios
y una orquídea;

Orquídea de campo que de tan pura
me enredaba todo el brazo,
fue la misma que encomendé a las piedras
cuando no quisiste conocer el arcoiris
cuando el canto de mi voz de aire soñada
fue atrapada por la caja de los ruidos…

Supongo lo habías vivido
supongo que no era el tiempo
supongo que los pájaros
                                   un día
se dan cuenta que tienen alas
y se odian a morir por su desgracia…

Supongo que la mente sabe demasiado
o inventa demasiados hechos destructores.

Supongo,
y de suponer me canso,
porque todas las suposiciones no son tantas
cuando topas con el muro del dolor
y tienes que regresarte
            en el camino de las trampas
y las espinas de goma y de metal
para saber cómo las escalas
cómo lo brincas, lo rompes,
lo sobornas o lo engañas.

Adquiriendo así la vida

con el sudor de tu alma.

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