viernes, 6 de septiembre de 2013

La mujer desconocida

Denme a esa mujer que desconozco,
la que ya no es niña,
con su isla y su pasado,
con sus páginas a puños cerrados.

Dénmela, dénmela.

Denme a esa mujer que desconozco
que así la quiero,
con sus ojos que entran tarde
y su cabello que se va tiñendo con el alba.

Ya tendré yo tiempo para descubrirla,
ya me asistirán todas mis manos y mis fuerzas,
que al reconocerla, va a arrancarse
mi garganta a gritos
con esa pasión intensa de los poseídos.

Dénmela, dénmela.

Denme a esa mujer que desconozco,
que el desconocer es a la vez

gloria, temor y olvido. 

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