A Fidel Quiñones
Tienes los buenos deseos de la esperanza
y un brillo en los ojos, especial,
que me aniquila.
sufro de los delirios de mi voz,
de la pasión incandescente de mi piel
y de un recuerdo necio que me habita.
Tienes la tranquilidad de las tardes y
una distancia moderada para ser;
que me detiene.
Sufro de las preguntas innecesarias,
que no tienen razón ni una respuesta.
Tienes el saludo sencillo
y la mirada ardiente del mediodía
durante un embarcamiento.
Sufro de un planeta recurrente
y de una imaginación que no conoce extremo.
Muchas cosas se van
que no son nada.
tú despiertas,
te vas;
y entonces nada.
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