Sh.
Yo me
doy cuenta
aunque
no lo quieras ver,
que
ese viento tranquilo
viene
de arremolinarse para verte.
Pretende
parecer sencillo y refrescante
pero
yo sé que te busca,
que
nos cela, que cuando olemos;
husmea
por las maderas y las calles
olfateando
como un perro hambriento,
enloquecido
por su necesidad.
Yo
solamente le perdono el necesitarte.
Pero
me aprieta que averigüe sobre nosotros;
que
en las panaderías, las escuelas,
las
casas vecinas, los abismos,
las
carreteras y los edificios;
ande
preguntando sobre nuestros besos
que
son la felicidad a flor de piel.
Créeme
cuando te digo que no es el clima,
sino
esta locura del viento,
ésta
obsesión que huele a ti.
Créeme
que te quiere robar;
yo
por eso te tengo así de cerca,
porque
luego quiere usar mi voz
para
decirte cosas que no son mías.
¿Ves
cómo presume sobre mis brazos?
¿Ves
cómo arrebata mis cabellos?
Déjame
abrazarte por última vez
amor
y si
quieres dormir cierra tus ojos,
que
por eso tienes a este árbol
que
gustoso morirá por ti.
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