Para Marcos.
I
El hombre está
callado.
El hombre tiene la
mirada al aire
y el corazón al
suelo.
Todo movimiento
pierde su sentido.
¿De qué glaciar
robaron hielo
y entre mis huesos lo
incrustaron?
Aves estúpidas con
pico
¿Para qué?
Para nada.
Estoy convencido de
que estará mejor arriba
o dondequiera que se
encuentre el cielo,
pero esos nueve meses
¿a dónde se van?
¿quién los duerme y
los arrulla?
No puedo creer que su
destino fuese
ser enterrados en ese
suelo
lleno de muertos,
en esa tierra regada
por lágrimas y
sembrada por cruces y
mármoles fríos,
dura tierra sobre
tierra blanda
tierra sobre tierra.
El hombre está
enojado y llora.
La muerte es un paso
más en la vida
pero ¿quién lo va a
creer?
II
El hombre resiste a
la tristeza
pariendo sonrisas.
El hombre sabe,
aprende,
se mueve, amanece;
que tiempo hay de
sobra para amar
cuando así se quiere.
Día con día se va
donando al mundo.
El hombre piensa en
el futuro detenidamente
y a lo lejos,
llana cual sendero,
mira a una semilla
que florece
mientras él se abraza
a su mujer.
El hombre está
callado
pero hay dos
sonriendo.
Mil gracias, David, porque lo leo y vuelvo a sentir la emoción, hoy a 15 días de cumplir 23 años de ese vivir.
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