viernes, 6 de septiembre de 2013

A dormir

Cuando estoy solo en mi casa rentada
y los vientos se acercan encadenados a mis paredes,
suelo acordarme de todo,
adornando las imágenes tristes y las bellas.

Trabajo, descanso, tengo tiempo,
me esfumo como un cigarro delgado,
lento, etéreamente honesto.

Tengo a mis pies, lagos y hondonadas,
amarillos arrecifes con sirenas plateadas
que me cantan la vida que aprecio.

No se entera mi pecho
de la soledad de mis manos
que tanto ansían lo que les falta.

Mis manos con sus descargas eléctricas
se cimbran como edificios y puentes
se encumbran como edificios y puentes.

Las mira detenidamente antes de cansarme
demasiado, cantarles una canción

y mandarlas a dormir.

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