viernes, 6 de septiembre de 2013

Campo ganado

Las piedras de mil colores
giran al compás de las olas,
las olas se turnan
al compás de la luna y de la tierra,
la luna gigante
                            brilla
la tierra tan dulce
                            amamanta.

Nosotros los hombres corremos
como presas perseguidas por depredadores
y nos detenemos en las tiendas:
         dos collares, seis vestidos,
         un compacto y soy feliz.

¿En dónde se encuentra el pasillo
que nos lleva al jardín dorado de la risa?
¿En dónde el castillo del amor?

¿Venimos para morir?

¡No es cierto!

Abriré los ojos para despertarme,
que la luz de mis sueños alcanzados
me levante de mi cama carnal
puesto que me haré felizmente preso
de mi alegría, de mi extensión,
de mi cuerpo ganado a pulso;

de mi cuerpo recuperado. 

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