Las piedras de mil
colores
giran al compás de
las olas,
las olas se turnan
al compás de la luna
y de la tierra,
la luna gigante
brilla
la tierra tan dulce
amamanta.
Nosotros los hombres
corremos
como presas perseguidas
por depredadores
y nos detenemos en
las tiendas:
dos collares, seis vestidos,
un compacto y soy feliz.
¿En dónde se
encuentra el pasillo
que nos lleva al
jardín dorado de la risa?
¿En dónde el castillo
del amor?
¿Venimos para morir?
¡No es cierto!
Abriré los ojos para
despertarme,
que la luz de mis
sueños alcanzados
me levante de mi cama
carnal
puesto que me haré
felizmente preso
de mi alegría, de mi
extensión,
de mi cuerpo ganado a
pulso;
de mi cuerpo
recuperado.
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