lunes, 2 de diciembre de 2013

Nueve sueños



"Fuimos al mar y mojamos los sueños"
 J.L.Guerra

I
Los sueños se forjan en el alma
en la presencia de la tarde
en la cama de la infancia.

Los sueños hacen que crezcan nuestras manos
para poder alcanzarlos;
o caen suavemente como atardeceres
o en pequeños grupos como hojas.

Los sueños se acumulan en la piel
se forman en el mejor extremo de nuestro corazón,
se nutren de las entrañas benignas
y viajan entre la sangre limpia de la ilusión.

Los sueños son para existir
o para alimentar una esperanza
o para soportar una existencia.

II
Los sueños crecen también.
y un día encuentran su mitad:
se unen,
se comparten,
y después;
con amor y calma
fructifican.

A los sueños les gustan las mujeres.

El leve roce,  el labio que se muerde,
los ojos que brillan, la carne que tiembla,
el cuerpo que los acoge,
el alma que los riega.

III
Los sueños vienen y van como olas,
se adornan de tremendos arrecifes
cubiertos de playas claras
doradas de sol y de tiempo.

Los sueños vienen en pequeñas conchas,
en peces que nunca duermen,
en mareas que se levantan
para impulsarlos al infinito;
vienen en algas y semillas,
en vientres de mujeres que aman.

IV
Los sueños florecen
en las manos que se juntan
para enviar una oración ferviente,
y por lo general;
los sueños flotan en las iglesias,
viajan en dunas eternas,
en voces de aficionados que cantan,
en guitarras, metal o percusión;
pero es seguro que están sonando.

V
Los sueños de los muertos vagan
a través de los segundos y los años,
se dan de generación en generación,
se incrustan en la piel de las familias;
son como lindas mascotas perdidas
que encuentran casa en almas diferentes
y se reciclan para no desaparecer.

VI
Los hay individuales y por vocación,
por parejas en amor,
por grupos sólidos como cometas,
libres y oprimidos,
voraces y secundarios,
a plazos cortos y largos,
infames y divinos;
pero todos serán siempre respetables
porque todos tienen nombre
aunque busquen siempre un apellido.

VII
A mí me gustan los sueños compartidos;
los del amigo, el familiar, los del hermano,
los que brillan en los ojos de la mujer embarazada:
que se iluminan de soñar,
                               que crecen de esperar;
los que duplican a su suerte
y doblegan los destinos;
los que permanecen.

Mis sueños son para ti.

VIII
A los sueños hay que remojarlos siempre
para que al sacarlos del bolsillo estén allí;
frescos, tiernos y seguros
como la fruta o la flor que fue cortada
para dar gracias a la vida
y así;
por fin tranquilos,
avanzar de nueva vez
hacia el mañana.

IX
Los sueños se hacen canción,
libros, edificios, poemas,
ciudades, religiones, mitos,
películas excelentes, relaciones interminables,
sólidos recuerdos, grandes amores,
maravillas extraordinarias, infinitas, insondables;
pero tú y yo que vivimos en la tierra
y que solamente nos tenemos;
hemos decidido convertirlos
en aquel dulce milagro

que es un hijo.

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