Es de mañana
y mi cuerpo se levanta a la
costumbre,
el cuarto, entre la bruma
aromática
de los cuerpos en reposo
tiene algo de madera y de
campo.
La luz muestra su sombra
en las paredes
y al separar mis párpados
lentamente
siento como si se abriera
una flor
en la palma del pequeño
día.
Amanecer es la sorpresa
como lo es la primera
palabra
que pronuncia un niño
(que tiene que ver más
con la voluntad de hablar
que de callarse)…
Ya que es de mañana
voltearé suavemente mi
cabeza
para gozar del resplandor
de mi mujer,
de su existencia y su
verdad,
aspiraré el olor de su
descanso
me cobijaré bajo su amor
y sin mayor preámbulo
pero con mucho corazón
le daré los buenos días.
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