martes, 25 de febrero de 2014

Rastro

Es tuyo y está sobre mi almohada.
Curioso cómo una cosa tan pequeña nos delata
dejando rastros del amor que nos tenemos,
indicando pistas,
resolviendo el acertijo de la soledad.

Me hace verte,
evocarte en la fracción más delicada de un segundo,
con esa prisa del que muere y ve su vida.

Yo te revivo de esa ausencia que aprisiona.

La calma vino a mí.
Y con el sonido indetenible de quien duerme junto a un río,
mi cuerpo descansó sobre la cama
y el cabello tuyo que a mi lado reposaba,
hundió la esencia de tu cuerpo en mi colchón,
sentí entre sueños tu presencia,
te abracé con la carne imantada de ti

y dormí como nunca había dormido.

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