La erosión
surte su efecto donde la raíz no se mantiene.
Necesito
tocarte para hacer uso y ejercer el delirio de mi tacto,
volver al
origen primario con que los ciegos descubren al mundo,
formarme
nuevas imágenes con la textura de tu cuerpo,
pulir la
vocación de mi sentido,
masajearte
con el óleo de mi amor sobre las manos.
Bajarme
por tu cuerpo en el deshielo de mi piel,
sanar el
cauce de tus ríos,
aliviar la
sed de aquella fauna que te habita,
humedecer los
pétalos de tu boca
con la
caricia tierna de mi alma.
Tocarte
para ser,
para ampliar
a nuestros cuerpos en la dimensión infinita de un abrazo,
porque la
virtud está basada en el amor
y el amor es
demasiado bueno para darle entrada a los pecados.
Techar la
casa de tu alma con mis palmas,
levantarla
con los castillos de mis dedos
donde mi
saliva sea la mezcla que sostenga tus paredes
y mi piel
el terso suelo donde pisas.
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