Te has ido.
Y no es este momento,
es cualquier instante en
que no estás
cuando me siento
desprotegido de tu olor,
crece un abismo en el
centro de mi cuerpo
expandiéndose lentamente a
mis extremidades
hasta dejarme pobre,
inmóvil.
Y nada lo puede superar,
ninguna de estas cosas que
veo en el cuarto
llega a interesarme
mi existencia está ligada
a ti
a tu olor y a tu sonido
al sol de tu sonrisa que
me cubre del frío
y refresca mis noches.
(La única noche que me
gusta es la de tu cabello)
Bienaventurado soy por
conocer tu olor.
Dónde está?
Resumen mis manos tan
simples sin ti
tan insalvablemente
inútiles sin ti…
Mientras sucumbo mansamente
a llenarme de tu ausencia
cuando la nostalgia me
rodea con sus brazos helados
y comienzo a ceder mi
cuerpo a la nada
abres la puerta del cuarto
y me dices
(con tu olor, siempre con
tu olor)
que estás de vuelta.
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