El gusto de volver a verte
pareciera ser innombrable,
tiene júbilo de fiesta
y maravilla de
descubrimiento.
Acercándote con tu cabello
hermoso
y tu rostro al descubierto
vas avanzando y haciendo
más feliz esta
certeza de volver a verte.
Bella,
aire de bienvenida
tu voz es la canción que
más me gusta.
Ninguna fotografía se
asemejará a ti
de cerca,
porque tu presencia es el
mejor sabor
que se le pudo haber
ofrecido
a este gusto de volver a
verte.
Verte,
es el eco de ti
y el verbo te incluye en
su conjugación
para cobrar nuevo
significado:
la acción se realiza
porque existes
del mismo modo en que yo
me regocijo
con el mundo
por el gusto de volver a
verte.
Verte es descubrir todo el
sendero
que va de mi playa hasta
tu amanecer
es celebrar, después de la
sequía,
que llegan las primeras
lluvias.
Tener la respuesta
a una vocación tan añorada
comprobar que los primeros
trazos
formarán la casa que
imagina un arquitecto
es sentir la respiración
de la otra persona
antes del beso.
Es ver la luz del día
en la ventana de aquel
que siempre se rehusará a
morir...
Pero ahora que lo pienso
me gustaría dejar de verte,
para tener de nuevo
el gusto de volver a
verte.
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