Te he visto tantas veces
que te conozco.
Tus ojos de uva, el jugo
de tu mirada,
las espigas de tu cabello
de otoño
que caen sobre tus hombros
blancos
escarchados de juventud.
Te he visto y te aseguro
que te conozco
tierna de agua fresca
de tus manos movidas tras
el viento
para después reposar
colgadas de ti
desafiando a la fuerza
innata de la Tierra.
Sé que esperarás con calma
un nuevo amanecer después del frío,
que harás brotar de ti la
flor primera del amor,
el sueño a perseguir
el húmedo contacto a
cuatro labios,
dos personas enlazadas por
el bien a compartir.
…y entre más te veo más te
conozco
floreces en mí y te haces
verso
te escribo y me perfumas.
Habrá un día en que te piense
tanto
que te quedarás en mí como
se queda el sol
cuando se le mira de
frente
y así,
sólo bastará
cerrar mis ojos
para verte.
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