sábado, 5 de julio de 2014

Bienvenida





















A Liz.
¿Qué pared soy?
¿Qué tipo de semilla te trajo a mí?
¿A quién le he de agradecer tu húmedo recorrido?
¿Qué tanto sabes de mi silencio, de las tormentas recibidas,
del implacable sol sobre mi pecho?
¿Cómo es que lentamente vas habitando mi áspera piel?
¿Qué sucede que me avanzas, que nada te detiene,
que trepas en mí como si fuese algo que siempre has conocido?

El tiempo avanza: tú me pueblas.

Y yo quieto,
callado,
muro…

El viento acerca tu perfume,
la quietud me trae tu olor
como un incendio de maravilla y polen,
y de alguna forma la piedra se dobla,
hunde su pecho con sobrenatural fuerza,
encalla, aprieta cicatrices y tatuajes…

Y si en un pequeño instante siente flaquear,
tu sólo olor la reverdece;
porque ahora es tiempo de darte a ti, mi corazón,

la bienvenida.

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