jueves, 30 de enero de 2014

Aire, Agua, Tierra, Fuego





















A Liz.

“AIRE”


En el aire se encuentra lo mejor de nosotros.
No lo podemos ver,
pero sabemos que está allí,
volando como esas nubes huérfanas
y madres de toda la belleza que
en un solo momento nos puede caber en los ojos,
como pequeñas fotografías desechables al momento
o impresas para cuando más se necesiten.

No es necesario que diga que me gusta el aire.
Mis palabras lo anuncian,
lo llevan en la esencia de su sonido,
y es imposible dudar
que también se llevan poco a poco
el alma que las envía.

En el camino del aire
se encuentra el perfume de la mujer que amo
y también se encuentra la dirección
que podemos tomar cualquiera de nosotros.
Sin embargo; creo yo,
hay que estar preparados,
o por lo menos concientes de que al viajar o partir,
muchas veces es imposible voltear atrás
o tan siquiera recordar.
En el aire viajan los ángeles,
mis hijas son de aire también
es por eso que las necesito tanto...

Hoy el aire me ha traído
nubes que me han hecho pensar;
y  sin embargo, esto no es una gran hazaña,
sino es más bien, la confirmación de que estoy vivo,
que sufro, me alegro y me rompo
en pequeños fragmentos cristalinos de colores,
que poco a poco toman su camino
y se empalman tras la espalda de alguno de ustedes;
corren tras su cabello, 
juguetean sobre su cara
y pasan justo en el momento
antes del beso de quien aman,
para volver a ser de nuevo
aire.

“AGUA”


Basta un poco de agua
para confortar un cuerpo sediento,
para divertir a un grupo de niños,
para limpiar las pequeñas manchas
que vamos dejando a nuestro paso por la vida
y que solamente nosotros percibimos.

Basta un poco de agua
para poder mirarse en un espejo y sonreír
o llorar,
para hacer una mezcla fantástica,
para sentirse vivo.

El agua tiene el poder
de mostrar las cosas como son:
claras, transparentes o turbias;
puede destruir las más grandes construcciones,
hacer feliz a la peor de las personas o
rebanar las noches más oscuras por medio de su canto:
Ah; porque el agua canta...

Canta sobre las piedras
y su sonido indica vida;
cuando su voz cae de entre las rocas
a pronunciadas alturas
ella no se desploma,
sino que lleva consigo la osadía
de firmar su sendero por el mundo,
formando inigualables paisajes,
enseñando al hombre
lo que también podría hacer de su camino...

Cuando era niño jugué con el agua.

Conozco diversos mares, lagos y ríos,
varios me han bañado
y hay otros que jamás lo harán.
Y es de pronto que comprendo
cuánto nos enseña el agua:
ella está en los lugares
que desde tiempos antiguos se le han dado,
brindando su servicio y propiedades
a la gente que le rodea,
no es necesario que la visiten o le aplaudan;
tan sólo basta con que se le cuide,
aprendamos a respetarla,
amarla y necesitarla por lo que es...

Ahora he de partir;
porque ya empezaron a caer las primeras gotas
y puede que algún niño se moleste
si no salgo a mojarme bajo la lluvia
y a disfrutar del
agua.


“TIERRA”


En cada curva de mujer,
en cada mano que se abraza con otra,
en texturas, en nuestros pies adoloridos,
en los rostros que trabajan;
hay tierra.

La tierra no es más
que un cúmulo de sueños hechos polvo,
es por eso que ella ve nacer mujeres y flores,
hombres y animales, montañas y sequías.

La tierra es la persona
más humilde que he conocido,
es la cama más grande que he visto,
es la piel más tersa que he tocado.

Ella tiene olores diversos:
puede oler a muerte,
a lluvia hecha país,
a calma noble,
a sequedad de tristezas.

La tierra a todos hace inclinarse
para seguir las huellas de los perseguidos
o de los amados,
de ella nacen las madres de todos nosotros,
a ella se parecen,
es por eso que es tan difícil no amarlas.

La tierra me trae buenos recuerdos,
me inspira para ver en mi interior y reconocerme,
me motiva a no observar las superficialidades,
porque ella esconde sus propios misterios,
grandes riquezas, pasados,
viviendas, historias, amores...

De las montañas de la tierra,
es decir; de sus entrañas observables,
nos llenamos de júbilo,
de inmensidad,
no conozco a ningún hombre
que haya subido a una y
continuase siendo el mismo.

La tierra de mi tierra sabe también a gente,
a héroes muertos por ideales,
a mitos y leyendas,
a brujos y brujas,
sabe a México;
y la persona que algún día parte,
lo sabe muy bien;
la extraña.

Si alguna vez de día o de noche,
dormido o despierto
escuchas voces y recuerdos,
abrazos que te llaman,
besos que pronuncian tu nombre,
que te gritan,
es porque será tiempo de que regreses a tu
Tierra.


"FUEGO"

Fuego en la tierra del volcán,
fuego en las aguas termales,
pero fuego sin aire,
jamás.

El fuego con sus mil formas
crea diversos mundos, paraísos polimorfos,
como el cabello de una mujer o su vientre,
la mirada o sus manos.

Cuando dos cuerpos se frotan en amor,
el fuego abre las compuertas de sus pasadizos secretos,
se escabulle formando suspiros y susurros,
que en su momento,
son las canciones más bellas a escuchar.

El fuego de dos, los complementa,
la unión verdaderamente se hace fuerza
y el amor titila en los ojos que se miran,
arde en las bocas que se besan,
quema en las manos que se rozan
y se apaga por el sudor con que concluye.

El fuego es lindo, jovial y diminuto,
pero también puede destruir,
romper en pedazos las cosas y hacerlas cenizas
(que vuelven a ser tierra),
puede fragmentar en un segundo los corazones
(que vuelven a ser agua que sangra),
o ver arder sin desconsuelo los sueños prometidos
(que vuelven a ser aire),
las alegrías contenidas en mil tardes de cariño;
los escritos hechos en tardes como esta.

No puedo sentir pena por el fuego,
porque cuando arde es supremo;
soberano de la luz y de la magia,
amo de la noche, maestro de las estrellas,
resplandor en los ojos del que aprende,
destello de quien ama,
compañía del que está solo,
calor del enfermo, hijo del sol,
hermano mayor del rayo que fulmina el horizonte.

Hoy, he de decir,
que quisiera tener en este instante,
un poquito de este
fuego.


Como el fuego es la voz de los troncos de madera que consume,
así las caricias son los versos de las manos que escriben.

If

Si brilla tu sonrisa
si me miras fijamente y ves a la verdad
si correspondo a tu caricia
si a la fuerza de tu gravedad yo cedo
si tu corazón te pide estar conmigo
si inventamos un nuevo mundo
si nuestros cuerpos necesitan cercanía
si el tomarme de la mano te hace fuerte
si el resplandor de tus ojos me hace amanecer
si no puedo quitar la cara de alegría
si reconocemos la fortuna de habernos encontrado
si al mirarnos comenzamos a tocar algún futuro
si con toda la tranquilidad con que yo duermo, mi mente aun en sueños piensa en ti
si nuestros labios se han vuelto necesarios
si la piel es de aire
si los besos de miel
si el cabello es de agua
si cada abrazo es de esperanza
si los temores que sentimos se pierden en la niebla,
es que nos estaba reservado
es que en algún cielo habrá quienes no dejan de cuidarnos
es porque nuestros tiempos separados al fin están haciendo Nuestro tiempo
y es porque el amor a nuestros brazos ha llegado. 

Uno

Uno tiene frío y no duerme.
Uno lleva la verdad bajo la sábana,
se tapa con la cobija de la noche
pero no duerme.

El paraíso se guarda en una bola de cristal
en un souvenir que queda inmóvil con el tiempo
hasta que alguien llega, lo agita
y la vida vuelve a su lugar.

Uno es el hijo de la presa que desborda
del canal que todas las tierras moja
de la flor de león
que explota entre las palmas al aire.

Uno puede tener cara de bueno
y a veces
hasta serlo en realidad.

Uno puede ser feliz verdaderamente
porque la felicidad no es una meta terminal
sino un estado repetible de olas marinas
sucesivo, asequible.

Uno espera el mejor momento:
lo repite para sí
lo guarda día con día;
pero el mejor momento es este
para sonreír, para enamorarse, para agradecer.
Es éste y nada más.

Uno debe crecer:
crecer es el primer paso para tener.

Uno debe sentir:
sentir es el primer paso para amar.

Uno debe reconocer:

y entonces, reconocerse será el primer paso para ser. 

El romance de la luna y el mar o la historia de la arena



Hace mucho tiempo, cuando la Tierra se estaba formando, los planetas crecían mientras se alimentaban de las partículas que viajaban en el espacio; tal y como ese tipo de peces que se queda quieto y esperan a que pasen pececillos viajeros y distraídos que al momento menos pensado, estiran su boca y la abren grande, grande, para comérselos.
En esta época, en la Tierra reinaba el movimiento mágico del mar. Su sonido era una de las más bellas melodías que se podían sentir en el aire.
Ah! El cielo está lleno de aire, aire azul por los días y aire nocturno cuando cae el atardecer. En el aire de la noche flota la luna.
La luna es clara, blanca, llena de luz, la luna se va dando al mundo en pedacitos de luz.
El aire era amigo del mar y conectaba su canción con los oídos serenos de la luna.
En cada una de las noches de luna llena, el mar se esforzaba por cantar con su más bella voz, se movía suave al comienzo y poco más fuerte después para llamar su atención.
Cuando a la luna le gustaban las melodías, mandaba pequeños besos con forma de queso que cariñosamente dejaba caer sobre la piel tersa del mar.
Después de muchas noches, el aire le llevó a la luna, por fin, la declaración de amor del mar.
Ella aceptó soltando un suspiro plateado, diciendo “¡Sí!”, mientras sonreía en cuarto menguante y hacía brillar su cuerpo sobre el dulce oleaje del cabello marino.
Se amaron y tuvieron una hija a la que le pusieron por nombre: arena.
Colocaron a la preciosa niña cerca de su padre, el mar, para que la cuidara y para que cuando tuviese miedo o llorase, su padre la acariciara con sus tibias olas y le cantara canciones de cuna.
El mar recibió a su hija cantando y junto con el aire le sembraron palmeras a la dorada niña para que jugara. Le colocaron muchas avecillas para que pudiese distraerse con ellas. Su madre, la luna, dejó caer miles de cristales brillantes que al hundirse en las aguas de su padre, el mar, por el amor que se tenían, se transformaron en lindos pececillos de colores, graciosos y alegres que saltaban para divertir a arena.
Su madre plantó diversas conchas y caracoles para cuando arena se quisiera comunicar con su padre (de aquí que todas las personas que toman un caracol entre sus manos y lo colocan en sus oídos pueden escuchar la voz del mar que les responde).
Los padres de arena juraron cuidarla y darle todo el amor que pudiese necesitar.
Como arena siempre reía y tenía a sus padres cerca, comenzó a atraer a niños y adultos sobre sus granos dorados para que jugaran, hicieran castillos y se enterraran en ella.

Es tan grande el amor y las bendiciones, que desde entonces, arena se ha convertido en el lugar preferido de todos los enamorados y niños del mundo.

Mi gatito





I
Hoy me levanté en la noche
a buscar a mi gatito.
Vi que no tenía nada a qué temer
(mi gatito me acompaña
durante mis sueños).
Me dormí bajo la espera de mi noche,
me levanté para certificar
que aquella cosa que yo estaba abrazando
era la nada.

Un gatito maúlla:
mi gatito canta.

Hay veces que quisiera callar a mi gatito
porque en la noche se me pierde su voz.

II
Mi gatito se acurruca,
llena mi cuerpo de calor,
y cuando no lo veo
y cuando mi corazón no lo escucha
yo me despierto
porque supongo
que mi gatito estará por la mañana
(aunque esta verdad sea pasajera).

III
A veces mi gatito
tiene la voz que más me inspira,
y su mirada,
dentro de todo su silencio posible
siempre me está invitando al porvenir.

Mi gatito tiene un osito,
un osito noble y de gran corazón.

El osito lo acompaña por las noches
nadie lo sabe
pero mi gatito
en algunas lunas
me lo recuerda
y para mi gatito
eso es suficiente.

De lo inacabado