miércoles, 27 de noviembre de 2013

Huellas

La huella de ti no se comprende.

Tu huella es este olor en las afueras de mis labios
y que acerco a mi nariz para sentirte
tu huella es la palabra dulce que me entregaste
lo que jamás escucharé de tu garganta
lo que imaginaré para una verdad
que sea sólo mía.

Tu huella está aquí en el beso que me diste
en el pezón que dejaste caer entre mis manos
en la cadera a que mis dedos se entregaron
en la saliva
de savia, sal y jugos que me donaste.

En esta noche oscura donde habito
quiero la dirección de tu cuello para ir
busco el sonido de tu beso para encontrarme
labios y humedad.

Pequeña mujer dame tu abrazo sencillo
no me prometas nada, que nada te creeré
dame tu aliento que tengo hambre de ti
dame tu piel que tu corazón lo dejaré
para una mañana en que no tengo
nada qué comer.

Así, lejana, sencilla
fuera de mí
me quedo con la huella

de tu no amor.

Homenaje


A mi padre Everardo.
Hoy que me quito mi reloj como si nada
y que en este atardecer hay una sombra,
con el tiempo de mi infancia me compenso
porque ser feliz también es recordar.

Yo que aprendí a leer
como aquel que se reconoce las manos
y que aprendí a saber
que la muerte es sólo un paso.
Yo que lo mucho o lo poco que sé
se lo debo a tu devoción por la lectura
si vieras cómo me acompañas en cada libro…
Hoy que no tengo miedo
y que sé lo que es una aventura
y que estoy al borde del cabello
de una buena mujer
que ningún demonio tocará este homenaje
que tu voz retumbará como el más perfecto eco
en las paredes de mi cuerpo
porque aún con tus años
me sigues cubriendo al día
obsequiándome el cantar de ti
que también es oración y carne.

Yo quisiera que a cualquier lector de esto
tu recuerdo los enviase a la memoria
de su propio padre y que sonrieran
o que tuvieras un vocablo dedicado para mi piel
que si yo no estoy
estás en mi distancia
y si estoy;
congraciado con el mundo
me alegraré de verte.

Desde este lugar distinto de mi lengua
te dedico mi momento de dormir
y mi homenaje
con todos los sueños que pueda yo abarcar
con todo lo que no alcanzo ni a pensar.

Viejo de mí,
el tiempo nos brota en la cara y nos reclama
tantos momentos en que no nos hemos abrazado
pero ya tenemos arrugas para enfrentarlo y
decirle que a su paso nuestro amor sigue existiendo.

Yo no puedo decir todo a mis queridos
mi sentimiento me rebasa
y su cauce me ahoga en sus orillas
pero te digo y te tengo, padre,
y tenerte es tener de alguna forma
la dulce paternidad en que me santifico.

Bonito dios
que nos hizo padres y nos tenemos
bonito dios.

Elipse

En la elipse que tus caderas forman
está la órbita fértil en que habito
la magia que me atrae y me consuela
giro a tu alrededor como un planeta vivo
y crecen mi naturaleza, mis plantas y mis ríos.

Voy dejándome llevar en tu dulce abismo de piel
en donde hay no tengo juicios
y respiro el aire sano de tu olor
la tersura de tu piel en que me pierdo
y abandono sin pesar.

En la elipse de tus caderas, soy.

Porque lejos de parecer inmensos laberintos
son la dulce ruta que se me ha trazado
para existir
para quererte y existir.

Ajeno de obligación yo te dibujo
y recorrerte
es inesperadamente la verdad
es volver a aquel sendero conocido
que es iluminado por tus ojos.

La elipse de tus caderas
es por vocación
el más grande acercamiento al bien

y el mejor camino hacia la paz.

Ser de ti

Yo quiero ser de ti
quiero que me abraces y me llenes
que alguien pregunte por mi nombre
y seas tú la que conteste
eliminar esta distancia que asfixia
salir al mundo tomado de tu mano,
de tu cuerpo, de tu espacio.
Yo quiero ser de ti
que me conozcas y me abrigues
que me digas que sí
para después con tu sonrisa
bromear conmigo en lo que
es un no condescendiente.
Yo quiero ser de ti
de tu boca
el rojo de tus labios
el cepillo que te peine por las noches
quiero habitar en la libertad de tu mirada
y en la naturaleza de tus manos.
Yo quiero ser de ti
que me dejes mudo al verte
temblar con tu acercamiento
suspirar por ti a cada instante
recordarte ajeno a mi voluntad
como un ligero parpadeo
como respirar
así, sin querer,
que de querer,
tú bien lo sabes:

yo quiero ser de ti.

Flor dibujada en un papel

Te obsequio esta flor
como un presente de eternidad
que se atreve a existir
independientemente
de mí y de los demás.

Que sirva para ti
que te regale su pequeño corazón de luna
para que te cuide en las noches
para que la siembres donde quieras
porque hablará por mí
te contará historias maravillosas y desconocidas
te dirá cosas al oído que comprenderás
será como mi huella digital
el sello en cera de mi nombre
el signos que nos una
que para ti el mundo debe darse
con lo bello y lo nuevo que le adorna
como versos creados sólo para ti
para tu alma.

Esta pequeña flor
si la miras y sonríes
la regarás para esta vida
que se le ha destinado

y que es el siempre.

De lo inacabado